En un rincón rural de Mendoza, donde el sol hacía bailar las hojas de los viñedos y las montañas se erguían como guardianes imponentes, residía Valentina. Una mente enamorada tanto de los libros como de la tecnología, una fusión poco común pero sumamente fascinante. Su hogar no era solo un remanso de paz en medio de la naturaleza, sino también el epicentro de su vida laboral.
Cada alba, antes de que el sol despertara en el horizonte, Valentina se erguía con energía renovada y se dirigía hacia la granja que había erigido en su terreno. Allí, bajo el resplandor del sol, sus paneles solares alimentaban un conjunto de mineros de blockchain y otras criptos. Era una tarea que exigía paciencia y dedicación, pero también representaba una forma de aprovechar los recursos naturales de manera sostenible.
Tras verificar el funcionamiento de la granja y el rendimiento minero de la noche anterior, Valentina se preparaba para su siguiente tarea: su trabajo remoto en la librería de NFT. Conectándose a través de su computadora, accedía a la plataforma donde realizaba su labor.
La librería constituía un mercado digital de libros en formato NFT, un espacio donde los autores independientes encontraban un lugar para dar a conocer sus obras. Valentina se encargaba de entablar conversaciones con potenciales autores, persuadiéndolos para que confiaran en su plataforma. Para ella, cada libro era una joya única que merecía ser compartida con el mundo.
Además de trabajar con autores, Valentina se dedicaba a establecer contactos con responsables de bibliotecas, convenciéndolos de adquirir los libros de la plataforma para respaldar a los escritores independientes. Era una labor que requería habilidades de negociación y una pasión por la literatura que Valentina poseía en abundancia.
Sin embargo, esta semana era especial. La librería se preparaba para el lanzamiento de 100 ejemplares exclusivos. Cada libro tendría una portada única y múltiples finales alternativos, agregando un toque de misterio y emoción a las historias. Pero lo más especial de todo era que cada libro contendría una anécdota personal del autor, un pequeño vistazo a la mente creativa detrás de la obra.
Valentina se sumergió por completo en los preparativos para el lanzamiento. Revisó cada detalle con meticulosidad, asegurándose de que todo estuviera impecable para el gran día. Experimentaba una mezcla de emoción y nerviosismo, pero sobre todo, una profunda satisfacción por estar contribuyendo al mundo de la literatura de una manera innovadora y única.
Cuando finalmente llegó el día del lanzamiento, Valentina estaba lista. Los 100 ejemplares salieron a la venta y el interés fue abrumador. Las portadas únicas y los finales alternativos capturaron la imaginación de los lectores, y pronto los libros se agotaron.
Para Valentina, presenciar el éxito de la librería era una recompensa incomparable por su arduo trabajo. Sabía que cada libro vendido representaba una victoria tanto para los autores como para ella misma. Y mientras el sol se ponía sobre los viñedos de Mendoza, Valentina saboreaba el dulce sabor del éxito, consciente de que aún quedaban muchas historias por descubrir en el mundo de los libros NFT.